El día 8 de septiembre se celebra la festividad de Nuestra Señora de Meritxell, patrona de los valles de Andorra, y, por ello, fiesta nacional del Principado.
En las zonas de habla catalana, la celebración cristiana del 8 de septiembre es popularmente conocida como la de las vírgenes encontradas, puesto que en esta fecha se veneran imágenes que, según cuentan leyendas del siglo XV, fueron escondidas durante la invasión musulmana y encontradas después en plena naturaleza, casi de forma milagrosa, por pastores, ermitaños o, incluso, animales de pasto; y, así, en el lugar del hallazgo se levantaban ermitas o santuarios.
La leyenda de la Virgen de Meritxell narra que un pastor encontró la imagen, un frío día de Reyes, bajo un rosal silvestre que, a pesar de las bajas temperaturas, estaba en flor.
La devoción y admiración por la virgen a lo largo de los siglos XIX y XX, junto al creciente sentimiento nacional, hicieron que el Consell General la proclamara patrona de los valles de Andorra en 1873; el pontífice Pío X la ratificó en 1914.
El día de Meritxell, pues, es uno de esos pocos días en los que la actividad se paraliza en Andorra (casi todos los establecimientos están cerrados al público, aunque en illa Carlemany abren cafeterías, restaurantes y cine) y toda la atención se concentra en la basílica santuario, obra de Ricardo Bofill. El prestigioso arquitecto catalán construyó el edificio después del incendio de septiembre de 1972, en el que se perdieron la antigua ermita y la talla original de madera policromada de la Virgen de Meritxell.