El frío y la piel en invierno

Es sabido que el invierno afecta todo nuestro organismo y, también, nuestra piel. Ciertas partes de nuestro cuerpo están expuestas a las inclemencias del tiempo: sobre todo, manos, mejillas, labios y parte del cuello. Son las zonas más sensibles al frío y debemos cuidarlas.

Hidratar la piel cada día, varias veces al día, es esencial. Los labios, también, ya que son una de las partes que más sufren los efectos del frío y la luz ultravioleta. En días radiantes, si se frecuentan espacios donde se acumula nieve, el uso de protección solar y gafas de sol es imprescindible, ya que la nieve refleja el 80 % de la radicación solar.

Se recomiendan evitar los cambios abruptos de temperatura: pasar del frío severo del exterior a un ambiente muy cálido en casa o en un local propicia la aparición de capilares dilatados en las mejillas, las típicas rojeces. Y en personas especialmente sensibles a sufrir sabañones, el uso de unos buenos guantes puede ser de gran ayuda.

Un tema especialmente delicado es la higiene de manos. Es imprescindible lavárselas a menudo para evitar la covid-19, pero debemos ser amables con esta parte del cuerpo: siempre que sea posible, es mejor utilizar agua fría o templada, y jabón, en vez de gel hidroalcohólico, ya que contiene componentes que resecan mucho la piel. Si optamos por esta última solución, es necesario hidratar las manos con cremas hipoalergénicas.

Y no dudes en pedir el mejor producto y asesoramiento en establecimientos especializados de illa Carlemany: perfumería Júlia, parafarmacia Galeno, L’Occitane en Provence o bien el centro de estética Centros Ideal, donde te recomendarán el mejor tratamiento para combatir las incidencias del frio intenso en la piel.

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