Esta cultura milenaria puede verse y sentirse en las numerosas muestras de arte románico del país. Los museos, el arte y las tradiciones también ayudan a acercarse a la historia y a la forma de vivir de la gente y las instituciones de estos valles. La Casa de la Vall, sede del Parlamento andorrano durante siglos, o la escultura 7 poetes (‘7 poetas’), de Jaume Plensa, situada cerca de este edificio institucional, muestran el pasado y el presente de Andorra, sin olvidar el santuario de Meritxell, del arquitecto Ricardo Bofill, construido después del incendio de la iglesia románica de la Virgen de Meritxell, patrona de Andorra, en 1972.
Andorra dispone de más de cuarenta iglesias y monumentos de estilo románico, un auténtico museo al aire libre en parajes únicos que muestra el visitante la forma de vivir en estos lugares, donde las iglesias, más allá de ser centro de culto, eran, también, centros de carácter social.
Para descubrir el arte románico de Andorra, sin duda hay que visitar el nuevo Espai Columba. Se trata de un equipamiento cultural donde se guardan, conservan y presentan las pinturas murales del ábside de la iglesia de Santa Coloma, situada a escasos metros, y, además, es el espacio ideal para la difusión de conocimientos sobre la pintura románica en Andorra, sin olvidar el contexto arquitectónico y otras manifestaciones artísticas del románico. Para más información, consultar www.museus.ad o www.cultura.ad.
Construcciones medievales como por ejemplo el puente de la Tosca, el de Sant Antoni de la Grella, el de la Margineda o el de Ordino, o las iglesias románicas de Sant Miquel d’Engolasters, Sant Joan de Caselles, Sant Martí de Nagol o Sant Martí de la Cortinada configuran una lista extensa de obras arquitectónicas muy bien conservadas, que, en su interior, esconden pinturas originales, detalles austeros de la época o retablos de estilos posteriores. Hay que destacar la iglesia de Sant Vicenç d’Enclar, accesible solo a pie y que formaba parte de un núcleo fortificado, con torre de defensa, vestigios ya de la época visigoda. La de Sant Vicenç d’Enclar y la de Santa Coloma son las dos únicas que tienen el campanario redondo. En esta última se puede ver un vídeo mapping que reconstruye, de forma virtual, las pinturas murales que en el pasado habían decorado gran parte de su interior.
Andorra es el país con el mayor número de museos por habitante. Hay de temáticas diversas: desde los que muestran la vida en el mundo rural hasta los que muestran colecciones en miniatura, motos, cómics, vehículos de época, perfumes, arte sacro, el mundo del tabaco o el del correo postal, pasando por el de la electricidad, el Museu Carmen Thyssen o espacios de interpretación, como por ejemplo el de la Serradora i Mola de Cal Pal, en La Cortinada, o la Farga Rossell, en La Massana. Un amplio abanico, sin duda.
Si desde el centro comercial illa Carlemany quieres visitar alguno de los museos más cercanos, solo tienes que cruzar la avenida Carlemany para encontrar el Museu del Perfum. Subiendo la avenida, encontrarás el CAEE (centro de arte de Escaldes-Engordany), el Museo Carmen Thyssen y, un poco más allá, Artalroc —la sala de exposiciones del Gobierno— y el Museu de l’Aigua (Museo del Agua).
Si te quieres zambullir en el arte, la arquitectura y la cultura popular de Andorra, te recomendamos que visites www.museus.ad o www.visitandorra.com, que presentan información y enlaces a otras instituciones y todos los servicios que estas ofrecen.
*El campanario de San Miguel de Engolasters. Autor: JA Aguareles. Imagen cedida por el Área de Museos y Monumentos del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes del Gobierno de Andorra.