La etiqueta de un vino que indica si es reserva, ecológico o de cierto territorio concreto no es garantía suficiente, a priori, de que sea mejor vino que otro. Hay más elementos que determinan si es mejor un vino que otros, o si es más indicado para la ocasión.
Cierto es que algunas bodegas trabajan incansablemente para presentar nuevos productos al mercado. Por ejemplo, en los últimos años, varias marcas han empezado a elaborar productos siguiendo métodos antiguos, lo que confiere al vino resultante un toque especial, diferente y diferenciador. Así es como los vinos brisados —o también conocidos como «Orange»— se han hecho un hueco en el mercado.
Los vinos brisados son blancos y más rústicos, y en su elaboración juega un papel importante la piel de la uva, que da al vino un color anaranjado, y por ello el nombre de «Orange». Parece que estos vinos triunfan entre un público joven, no solo por la calidad, sino también por el método de producción y por la recuperación de la memoria vitivinícola.
Hay un requerimiento básico para considerar que un vino es bueno: que nos guste. Pero si dudáis, lo mejor es escuchar las recomendaciones de un establecimiento especializado como Cal Guillo, en la planta 0 de illa Carlemany, el centro de Andorra. Un templo de vinos, cavas, champanes y productos gourmet donde os recomendarán propuestas de marcas con solera, pero también nuevos productos, entre los que encontraréis los que se elaboran en Andorra, ¡auténticos vinos de altura!