La verdad es que se puede disfrutar de Andorra todo el año, porque cada estación tiene un encanto especial. Ya sea teñida de blanco, de los tonos verdes primaverales o de las actuales tonalidades ocres, marrones y granates, Andorra ofrece un espectáculo de la naturaleza todo el año. Aunque el día ya es considerablemente más corto, las temperaturas agradables del mediodía aún permiten salir a la montaña y disfrutarla.
Andorra es naturaleza, sin duda, pero es mucho más. Es un buen escaparate gastronómico, de platos y vinos de montaña, pero también de propuestas más atrevidas, cocinadas con toques importados de otros lugares y otras culturas.
También es cultura, que puede admirarse en sus museos, desde el que exhibe vehículos clásicos hasta el de las miniaturas, los que muestran cómo se vivía en estos valles en otras épocas o los que nos permiten admirar grandes nombres de la pintura.
El románico está presente en el País de los Pirineos a través de un conjunto de pequeñas iglesias repartidas por todo el territorio. Merece especial atención el Espacio Columba, donde se muestran las pinturas románicas, el significado de la simbología religiosa y las técnicas utilizadas para decorar espacios como el ábside de la iglesia de Santa Coloma, una de las pocas que tiene un campanario circular.
Hoteles a pie de montaña o con aires más urbanos configuran una amplia oferta, en un país donde es casi imposible no caer en la tentación de practicar el shopping, porque en el eje que configuran las avenidas Carlemany y Meritxell se concentra una importante oferta de moda, complementos, calzado, tecnología, joyería, relojería, perfumes y cosmética, alimentación… Y, en el centro de este gran espacio peatonal, destaca illa Carlemany, el centro de Andorra, donde se puede disfrutar de un espacio ameno, seguro, cuidado, lleno de tiendas de marca, restaurantes, cafeterías, los únicos cines de Andorra… y cuando llega el frío, la temperatura del centro comercial es ideal.
También este otoño, ¡te esperamos!